Alejados del bullicio

Tiempos actuales donde como país nos invade muchas incertidumbres, los problemas que solían ser pieza de noticia han sido remplazados por asuntos de sobrevivencia ante la pandemia que atravesamos a nivel mundial. Sin embargo, no dejan de existir preocupaciones genuinas que siguen añadiendo dificultad a la vida de las personas que viven en este país. Comunidades alejadas de los centros urbanos anhelan por atención que recoja el sentir colectivo. El bullicio que se genera en los centros de los pueblos se siente diferente al del espacio rural. Por años, las comunidades han sido símbolo de olvido o de acciones a destiempo. Posiblemente lo que se mencione más adelante no se aleja de muchas realidades, por lo que merece atención, claro está sin olvidarnos del reconocimiento prioritario de todo lo referente a la salud.

La comunidad de Corcovada en el pueblo de Añasco (siendo uno de los barrios más alejados del centro del pueblo) es ejemplo de movimiento colectivo que ha obtenido grandes logros, pero ha sido víctima de la comodidad gubernamental que se aleja de su responsabilidad y continúa dejando el rumbo comunitario a manos de los ciudadanos. Desde 1967 han creado historia con acciones colectivas que hicieron posible la oportunidad de tener carretera, iglesia y hasta un acueducto comunal que ese año comenzó supliendo agua a sesenta familias. Actualmente beneficia a unas 160 familias, moviéndose con energía renovable. Su fiel militancia a favor del bienestar comunitario les hace sentir orgullosos de poder disfrutar hoy día de un centro de convenciones, parque de pelota, cancha bajo techo y hasta un gimnasio auspiciado con la aportación de la Iglesia Presbiteriana (EUA). Han sido foco de premios que dejan visible su responsabilidad y trabajo en equipo. Naturalmente los ciudadanos se han agotado luego de que por años han tenido que asumir gran parte del compromiso que debe provenir del gobierno. Actualmente habitantes arriesgan su vida en el trabajo que merece ser respondido por las agencias pertinentes. Mirando a otras comunidades se dan cuenta del descanso gubernamental en sus acciones, olvidando la tarea que los votantes han confiado en distintas papeletas.

La comunidad de Corcovada al igual que otras, durante el huracán María dio catedra de su fuerza protegiendo y movilizando recursos a las personas que lo necesitaban. Instituciones como las iglesias y organizaciones no gubernamentales fueron pieza clave del proceso. Todavía siguen compilando energía extraordinaria por mantener aptos los espacios que conducen a sus hogares. En los últimos días han tenido que optar por unir esfuerzos físicos y económicos para evitar que los derrumbes y maleza invada las carreteras y siga siendo peligro para los conductores que transitan la ruta que los conecta con sus casas. Para todos es común escuchar de carreteras abandonadas que ponen en juego la vida y recursos de las personas que transitan por las calles. Empresarios cercanos han tenido que donar materiales para tapar hoyos conectando con el beneficio de todos. Comunidades como Corcovada reclaman una enajenación en aumento desde el paso de los huracanes. La frecuente interrupción del servicio eléctrico en un 80% de las veces que se presentan lluvias o vientos es parte de lo cotidiano, afectando a todos, incluyendo a jóvenes y niños que pretenden tener una educación a distancia en solo semanas del inicio del año escolar.

El movimiento comunitario no tiene la intención de que los líderes políticos tomen un descanso, se realizan acciones para ayudar a la gente. La lógica gubernamental no puede seguir tomando giro hacia la responsabilidad plena en niveles individuales, al contrario, se deben asumir responsabilidades y acciones con la misma fuerza que se marca durante contiendas electorales. Las personas alejadas del bullicio merecen atención, diligencia y responsabilidad a tiempo que evidencie un trabajo a favor de las personas y se traduzca en verdadera justicia.