Diálogos en el temblor

Fuerte sismo de 6.4 según la escala Richter, fue sentido en Puerto Rico el pasado 7 de enero de 2020 a las 4:24am. Gran parte de las familias puertorriqueñas despertaron con el gran jamaqueón producido por el evento. En el área sur se reportaron serios daños en las casas de algunos residentes y el temor acorraló a todos los pueblos. Esto seguido de una advertencia de tsunami localmente activada que minutos más tarde se dejó sin efecto.

Luego del gran susto y el apagón eléctrico vivido, dialogamos con nuestros seres inmediatos. Intentado conocer información sobre la intensidad del terremoto y corroborando la posibilidad de un tsunami. En los hogares se escuchaban las alternativas para protección familiar, posibles lugares de refugios y las estrategias utilizadas para calmar temores, naturales ante estos eventos.
En ese silencio al vacío que se siente luego del movimiento, por experiencia de días anteriores esperamos las llamadas réplicas, mientras como familia compartimos nuestros miedos. Algunos no mantienen la calma., otros a pesar de la gran tensión, intentan traer un momento de razonamiento y cordura.
Logramos destapar las redes sociales más antiguas, que provienen de la palabra cercana de persona a persona con posibilidades de generar un contacto físico inmediato, traducido en el abrazo. Las tecnologías cayeron parcialmente, alejándonos de la rapidez diaria con la que nos obliga vivir nuestro sistema. Comenzando a percibir una atmosfera más confiable, conversadora, amistosa, bondadosa y hasta cariñosa, dentro del terror.
Cuando el sistema rutinario y opresivo se debilita durante unas cuantas horas, se entablillan conversaciones cargadas de preocupaciones que ayudan al crecimiento en masa y nos acerca a la vida comunitaria que proyecta fuerza, acompañadas de estrategias inmediatas de cuidado colectivo.

Es imposible no traer a colación preocupaciones que tenemos cuando trazamos los días futuros en donde nos encontremos en nuestros trabajos, escuelas, hospitales, entre otros, con la posibilidad de otro movimiento telúrico de gran intensidad. Es ahí donde localizamos las ineficiencias gubernamentales que van desde la inestabilidad estructural que presentan las escuelas del país. La poca asistencia a personas adultas mayores y la información que no necesariamente llega a esta población. Por otro lado, la fragilidad que se comprueba nuevamente de nuestro sistema de energía eléctrica a pesar de cada vez pagamos más por este servicio.
El tiempo nos invita al dialogo con una mirada critica en la situación actual en que el país se encuentra, con dirección a reclamar derechos, levantar las voces y luchar por nuestro presente y futuro. Sin nunca olvidar que somos muy fuertes cuando llevamos a la praxis estrategias con base en la común unión.